¿De qué centenario y bicentenario estamos hablando?
A casi dos siglos de la Independencia y uno de la Revolución, el grupo en el poder no aprende a leer la historia desde abajo ni a apreciar a los héroes vivos, pues a aquellos que gobiernan desde las alturas de Los Pinos y a los organizadores de las fiestas del centenario y el bicentenario les pasó en blanco la muerte, el 28 de febrero de 2010, de Ana María Zapata Portillo, última hija viva reconocida por Emiliano Zapata Salazar, héroe nacional inmortalizado por la llamada “historia de bronce”.
Por lo visto la historia se repite, primero como drama y luego como farsa. En la época de la colonia los criollos, ante el desprecio de los españoles peninsulares, quienes no los consideraban como iguales al haber nacido en una tierra cuyo clima húmedo corrompía su sangre, decidieron crear su propio linaje expropiando la historia indígena al asumirse como descendientes
Hoy, los políticos que nos gobiernan se apropian de la historia popular, al igual que los criollos adoran al héroe muerto y desprecian al héroe vivo, y no sólo por haber ignorado la muerte de la hija de Zapata sino por sus acciones al criminalizar la protesta social, como quedó de manifiesto con las penas dictadas a los líderes de San Salvador Atenco.