domingo, 28 de octubre de 2012

MÉXICO: ENTRE EL REALISMO MÁGICO Y EL SURREALISMO





Por: Ivonne Acuña Murillo

Buenas tardes a todas y todos, agradezco la invitación a participar en la presentación del número 26 de la Revista Foro Multidisciplinario de la Universidad Intercontinental. Debo confesar que horas después de haber sido invitada me sentí algo inquieta pues pensé: “Ya que esta presentación tendrá lugar nada menos que en el contexto de la Décima Segunda Feria Internacional del Libro en el Zócalo de la Ciudad de México es altamente probable que alguien me pregunte: ¿Cuáles son los 3 libros que han marcado su vida política? Me tranquilicé al pensar que yo no tengo a la política como mi actividad principal, por lo que nadie me haría semejante pregunta. Pero al poco rato recordé que Aristóteles reconoció en todos los seres humanos a la política como una dimensión inherente, más aún como una característica definitoria de nuestra especie, así el llamado zoon politikon o animal político supone que nadie escapa a un cierto ejercicio de la política, necesario para la vida en sociedad.

Estas reflexiones me colocaron de nuevo en un estado de intranquilidad y me regresaron a la pregunta inicial. Entonces tomé la decisión de preparar mi respuesta y evitar ser sorprendida en falta y luego se me acusara de no leer, de no recordar los títulos de los libros y los nombres de sus autores o de presentar un texto, el mío, olvidando a quien lo hubiere escrito. Es así que preparé una larga lista de obras con sus respectivos autores y que de forma abreviada organicé en tres volúmenes, mismos que estoy dispuesta a leer si surge la pregunta temida.

 Pero para bajar su nivel de ansiedad ante tal anuncio, puedo acortar mencionando sólo algunos de los autores que ocupan un lugar preponderante en mi memoria. Para evitar malos entendidos no comenzaré por la Biblia porque, aunque intenté leerla no llegué siquiera a completar uno sólo de los textos que la componen, por lo que prefiero mencionar un libro que de seguro si marcó y despertó mi conciencia social, hablo de El Capital de Carlos Marx, en especial el Tomo I y el apartado denominado “Acumulación originaria de capital”, donde el autor analiza la forma en la que, entre los siglos XV y XVIII, millones de campesinos europeos fueron despojados de sus tierras y formas de vida y convertidos en trabajadores “libres” algunos, en vagabundos y asaltantes otros, estas últimas transgresiones fueron castigadas por las famosas leyes de pobres que se aplicaban en contra de aquellos que una vez despojados no encontraban formas “honestas” de vivir, por lo que sí se les encontraba robando o vagando se les azotaba, marcaba, mutilaba, esclavizaba o mataba. Recuerdo incluso haber llorado una noche cuando leía, en algún otro apartado, el caso de los niños y niñas, hijos de las y los trabajadores o, en muchos de los casos, huérfanos, que hacia mediados del siglo XIX eran obligados desde los 3 años a meterse por horas, días y años en una rueca y dar vuelta a una manivela, al punto de que al paso de los años sus pequeños cuerpos acababan deformados.

Por supuesto, no todas las lecturas que he hecho han provocado en mí semejante pesar, a la obra anterior se suman decenas y decenas de textos relacionados con mis años escolares, mi actividad académica y mi curiosidad intelectual y que no menciono para no aburrir a la audiencia. Sólo diré que he tenido el gusto de leer algunas obras de: el gran Miguel de Cervantes Saavedra, Shakespeare, el otro grande de la literatura universal, Manuel Paino, Luis G. Inclán, extraordinarios escritores mexicanos, del poeta español Federico García Lorca, de Jorge Luis Borges, que no “José Luis Borgues”, como dijera un ex presidente mexicano de triste memoria; de Julio Cortázar, Edgar Alan Poe, H.P. Lovecraft, Óscar Wilde, Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez, el querido Gabo que el sábado pasado celebró 30 años de haber recibido el premio nobel de literatura, Carlos Fuentes, ilustre escritor nuestro, muerto no hace mucho y cuyo nombre fue dado al foro en el que ahora nos encontramos, Carlos Monsiváis, parte importante de la conciencia crítica de México y quien ya no documenta nuestro optimismo, Gabriela Mistral, Elena (Elenita) Poniatowska, Rosario Castellanos, Ángeles Mastreta de lo mejor que la escritura de mujeres ha dado, por nombrar sólo algunos. Confieso también que entre los cientos y cientos de libros y autores que aún no he leído se encuentra Peña, pero no se equivoquen, me refiero al erudito mexicano Ernesto de la Peña, muerto el 10 de septiembre de este año.

No quiero dejar de mencionar en este breve recuento Pedro Páramo de Juan Rulfo y Los recuerdos del Porvenir de Elena Garro, obras pertenecientes al realismo mágico, género inaugurado por el primero y en el que de manera extraordinaria coexisten los muertos y los vivos, sus angustias, deseos, recuerdos, anhelos, esperanzas, en un espacio intemporal donde como en analogía a una cinta de Mövius el presente, el pasado y el futuro se cruzan y confunden en una banda interminable. Y si todavía hay quien duda que en México los muertos caminan -lo cual por otro lado no es novedad pues ya sabíamos que votaban-, basta recordar el reciente caso de Heriberto Lazcano, alías el “Lazca”, narcotraficante líder de los Zetas, muerto en enfrentamiento con la policía estatal de Coahuila quien desapareció de la funeraria donde lo entregaron por lo que ha sido bautizado por el ingenio popular como “narcozombie”. Después de semejante pifia el Procurador de Coahuila afirmó no tener noticia de que se “trataba de un cadáver de alta peligrosidad” y que debía ser custodiado. Por si fuera poco, las autoridades coahuilenses han decidido además de buscar al susodicho muerto por cielo, mar y tierra, exhumar los cadáveres de su padre y madre para hacer pruebas de ADN y mostrar de nuevo que, en efecto, el muerto es quien se dice que es. Pero, de acuerdo con una filtración, los encargados de esta investigación temen que al abrir las tumbas los progenitores hayan repetido la hazaña del capo y no estén en sus últimas moradas sino dándose una vueltecita o “anden”, como muchos en este país, buscando a su hijo desaparecido; razón por la cual consideran conveniente, además de hacer las pruebas, buscar al Lazca en la cama de la muy desafortunada niña Paulette o bajo el asiento de la camioneta del “Jefe Diego”.

Pero el realismo mágico y los muertos que caminan no son con mucho lo único que caracteriza la realidad nacional, en 1938 André Breton al visitar nuestro país, afirmó que México era un país surrealista, donde el mundo de los sueños y el subconsciente se mezclan con la realidad y el resultado es un mundo aparentemente absurdo, a lógico, en el que los fenómenos del subconsciente escapan al dominio de la razón. Por supuesto, habrá quien diga que eso no es cierto, que en nuestro país las cosas absurdas no pasan nunca. Lamento mucho tener que decir que lo cierto es más bien lo contrario y México como país surrealista es un lugar: donde las víctimas del narco, el ejército y las policías no son víctimas sino “efectos colaterales”; donde los fraudes electorales y las campañas inequitativas no son tales sino muestras claras de la gran democracia que hemos construido y por añadidura resultado de la voluntad popular; donde la verdad jurídica niega a la verdad histórica a contrapelo de la evidencia que muestra lo contrario; donde un “viejo” partido es capaz de presentarse como “nuevo” cuando a todas luces sus prácticas y valores no han cambiado y aun así gana la presidencia; donde los partidos de oposición se mimetizan con el viejo partido y desde sus nuevas experiencias de gobierno repiten los patrones del partido corrupto al que han criticado; donde el que gana, gana sin ganar, repitiendo la lógica del “haiga sido como haiga sido” y el que pierde no pierde sino que gana sin ganar; donde las televisoras son capaces de imponer a su propio presidente de la República disfrazándolo de galán de telenovela pasando sobre la voluntad de millones de personas; donde los pobres, son pobres porque quieren y la clase media cada vez es menos media y más baja y ambos conviven con el hombre más rico del mundo; donde la reforma laboral confeccionada por los empresarios, presentada por el actual gobierno y apoyada por el que viene precariza el trabajo y genera desempleo en todo el mundo, menos aquí; donde las miles y miles de personas muertas, heridas, desaparecidas y desplazadas son la prueba irrefutable de que “vamos ganando” la guerra que el gobierno calderonista le declaró al narco y al crimen organizado; donde las y los defensores de derechos humanos al igual que los luchadores sociales son criminalizados mientras que los verdaderos delincuentes son protegidos; donde el presidente electo viaja por el mundo como si ya estuviera en funciones y el presidente en funciones trata de hacer en 6 meses lo que no hizo en 5 años y medio; donde la realidad que el grupo gobernante y los principales medios de comunicación pretenden no coincide con la que se vive cotidianamente; en resumen, un país de caramelo que a fuerza de discursos y spots vacíos se nos presenta como un barco que va viento en popa aunque no cheque con nuestra percepción de un barco que se hunde.

Este país que transcurre entre el realismo mágico y el surrealismo nos lleva a plantearnos cuestiones tan trascendentales como: ¿Dónde estamos parados? ¿Hacia dónde vamos? ¿El país, avanza, retrocede o se encuentra estancado? ¿Si, el pasado, el presente y el futuro se superponen podemos afirmar que el pasado es el futuro? Si por el contrario el pasado no es el futuro ¿Podemos afirmar que estamos inaugurando una etapa cualitativamente distinta? ¿El retorno del PRI a Los Pinos es un retroceso, una vuelta al pasado, una restauración o una etapa nueva en la que lo viejo se confunde con lo inédito? ¿Existe la esperanza de abandonar pronto esta realidad que lo carcome todo?

Las respuestas a estas preguntas no están en los escritos que bajo el título “Manual para entender México”, aparecen en la Revista que hoy presentamos, pero en ellos se pueden encontrar algunas de las claves que posibilitan una reflexión más profunda en torno al presente y futuro de México. Es así que a la pregunta de José Ángel Leyva sobre las razones que explican al narco y el crimen organizado, Pablo Gómez responde que el “[…] Estado que lanzó al mundo del resentimiento a millones de jóvenes, un segmento de donde salen los reclutas para el crimen organizado, actuó como generador de violencia, como un Estado irresponsable e incapaz” (: 7). Un Estado que a decir de él mismo tiene como contraparte a “un país deficitariamente ciudadano, pero menos deficitario que hace algunos años” (: 11).

Por su parte, Carlos Villaseñor sostiene que “[…] no podemos confundir la necesidad real de renovar la cohesión social y el sentido de nuestro proyecto de nación con la solución formal antigua” (: 16), por lo que debemos encontrar nuevos proyectos y nuevas formas de convivencia social que nos permitan salir del punto en el que nos encontramos.

Camilo de la Vega afirma, antes de comenzar la entrevista a Raúl Moreno Wonchee, ambos compañeros de mesa, que “Nos ha llegado el agua hasta el cuello. Al menos éste parece ser el sentir general, que se recrudece todavía más en tiempos poselectorales. No es necesario hacer un balance profundo para ver que las cosas no marchan bien” (: 19). En el mismo sentido, Moreno sostiene que “En México, el bienestar de la clase media no es tan sólido, puede venirse abajo en cualquier momento” (: 21). En su diagnóstico político destaca la urgencia de “[…] que se reconstituya la izquierda para formular una política autónoma viable que encauce la importante fuerza electoral que representa y para reconstruir la utopía social”. También se requiere, continua, que la derecha no se desbarate y abandoné el pragmatismo que la destruye desde adentro y retome sus valores fundacionales; finalmente que el PRI se renueve y reposicione ideológicamente.

Angélica Monroy en entrevista con Lourdes Arizpe, cita a Jesús Silva Herzog,  quien opina que México tiene numerosos problemas que resolver pero el fundamental es justo “hacerlo” (: 30). Por su parte, Arizpe dice que “México afronta grandes presiones internas ocasionadas por grupos a los que sólo interesa acumular riqueza y poder, en lugar de pensar en que todos nos beneficiemos de un desarrollo económico y social para que todos avancemos” (: 31). Para ella uno de los problemas que enfrentamos tiene que ver con que la situación de las mujeres en México ha empeorado en los últimos 10 años, por ejemplo en algunos estados de la República se encarcela a la mujer violada que no quiere tener al hijo producto de esa violencia extrema, incluso se prefiere que en los casos en que está en peligro la vida de la madre, ésta muera antes que abortar.

En su artículo, Juan Pablo Brand, también en esta mesa, propone “[…] la amnesia como una vía para descubrir nuevos rumbos, nuevos significados. Olvidar la fantasía transmitida de generación en generación de la llegada de un ser que organizará al país y pondrá fin a todos nuestros pesares […] Olvidemos lo que nos enseñaron a creer que teníamos que ser, para centrarnos en las verdaderas posibilidades de nuestro ser” (: 39). Siguiendo esta propuesta, Tomás Serrano cita al autor italiano Pino Cacucci, para quien acercarse al otro supone una renuncia incondicional a “[…] nuestros propios esquemas y costumbres, liberándonos de la inconfesada certeza de que la realidad es unívoca y unidimensional, y de que todo puede interpretarse con una sola y única mirada” (: 48).

Es en esta búsqueda de soluciones que José Fernando García, pasea la mirada sobre el Movimiento #YoSoy132 y observa el despertar de una generación que comenzó rompiendo el prejuicio de su supuesta apatía y desinterés por el otro y que a partir de las palabras del poeta comunista turco Nazim Hikmet dibuja su estar en el mundo, a saber “Si yo no ardo / Si tú no ardes / Si nosotros no ardemos / ¿Quién iluminará esta oscuridad? (: 44).

Para cerrar este recuento, quien esto escribe sostiene que México enfrenta de tiempo en tiempo una contradicción entre la verdad histórica y la verdad jurídica, paradoja provocada por quienes no han estado a la altura de su momento histórico y, en función de sus propios y mezquinos intereses, han puesto a este país al borde del colapso.

            Para finalizar, agradezco a José Angel Leyva Alvarado, Director de la revista que hoy nos ocupa, a la Jefa de redacción Eva González Pérez y a Camilo de la Vega Membrillo, redactor, no sólo por darme con frecuencia un espacio en su prestigiosa publicación, la cual ha sido distinguida dos veces con el Premio Nacional de Periodismo, sino por no haber nunca censurado, cambiado o mutilado los contenidos de mis artículos. 

Gracias por su atenta escucha.

La Revista Foro Multidisciplinario de la Universidad Intercontinental a la que hago referencia puede ser consultada en: http://es.scribd.com/doc/106863561/Revista-UIC-26


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