domingo, 4 de septiembre de 2011

UNA PENA LO QUE LE HA SUCEDIDO A ESTE PAÍS. MÉXICO HA PASADO DE PARAÍSO A INFIERNO EN SÓLO DOS DÉCADAS





Por: Ivonne Acuña Murillo

Todavía recuerdo las mañanas, las tardes y las noches en las que se podía caminar casi por cualquier calle del país sin el temor de ser asaltad@, secuestrad@, levantad@, violad@, encajuelad@, descuartizad@, asesinad@ o cualquier otra modalidad inventada por el crimen organizado y sus complices en el gobierno.

Es realmente triste ver como nuestro país se pierde en la incertidumbre de millones de jóvenes sin futuro, de ancian@s sin presente, de gente de mediana edad cuyo futuro es el de los ancian@s sin presente, ante problemas tan graves como el narcotráfico, la delincuencia organizada, la corrupción política, y otros -en apariencia, sólo en apariencia-, no tan graves pero relacionados con los anteriores como el desempleo, la pérdida de poder adquisitivo del salario, la falta de oportunidades para estudiar o trabajar, etc. ¿Hasta dónde hemos de llegar para que las y los políticos de este país hagan lo que deben hacer en lugar de estarse repartiendo el poder y con él al país y sus riquezas? ¿Es que todavía no tocamos fondo? ¿Qué nos falta?

La desintegración social parece imparable, la crueldad, la violencia, la impunidad son las monedas de cambio de todos los días. La vida humana ha perdido su valor. El amor al prójimo está suspendido, guardado para mejores épocas. La empatía se convierte en miedo al ponerse en los zapatos de quien sufre el infinito dolor de un familiar (hijo, hija, padre, madre, hermano, hermana, pareja, esposo, esposa....) muert@ o desaparecid@. Ese miedo lleva a pensar: "Eso a mí no me va a pasar", "Mi familia y yo estamos a salvo", "Eso sólo le pasa a los de Chihuahua, Nuevo León, Sinaloa, Tamaulipas.......Estado de México.......", "El problema es de los pobres no mío", "A mí Dios y la Virgen me protegen", pero en el fondo sabemos que todas y todos estamos expuestos a ser víctimas del narco, de la delincuencia organizada, de la corrupción política.

Quienes tenemos la suerte de vivir en zonas "todavía" tranquilas sentimos como los hechos de violencia se acercan día a día y nos preguntamos ¿Cuándo nos va a tocar? ¿Estarán nuestros hijos e hijas a salvo? ¿Tendremos algún día que pasar lo que miles de padres y madres están sufriendo al saber a sus hijos e hijas desaparecid@s, muert@s, atrapad@s por el narco y obligad@s a delinquir o sepultad@s en una fosa clandestina sin nombre, sin rostro, sin  historia? Dan ganas de salir huyendo del país antes de que el horror nos alcance. Pero.... surgen las preguntas: ¿No es éste acaso también mi país? ¿No tengo el derecho y la obligación de luchar por él? ¿Cuál será el costo de quedarse? ¿Seremos cobardes si nos vamos?

Estas reflexiones me sugen cotidianamente pero hoy en particular después de leer el artículo de La Jornada de hoy domingo titulado "Hay ya miles en desaparición forzada; autoridades entregan cualquier cuerpo, acusan familiares", los testimonios recogidos por SanJuana Martínez parten el alma, presento algunos de ellos, seguidos de la liga del artículo para quien quiera leerlo completo.

Se los suplicamos, regrésenlos por favor. ¡Ayúdennos!, dice con voz desgarrada Enedelia Velázquez".

Hijo, donde te encuentres, sé que estás en contra de tu voluntad. Doce días después de que desapareciste nació tu hijo. Está bien. Tu madre, tu esposa, tus hermanos, no nos damos por vencidos. Sé que te vamos a encontrar. Te amo.

“A mi hijo Ramiro González Herrera, de 38 años, se lo llevaron el 19 de mayo de 2010. Estamos sufriendo todos por él. Sus hijos –aquí traigo a uno de ellos– ya no soportan la soledad. Ya no sabemos qué hacer. Pusimos denuncia y las autoridades no han hecho nada. Nos sentimos desamparados. Ayúdenme a encontrarlo”.

Él me cuidaba. Me sostenía. Cada vez que me veía me daba 100, 200 pesos. Soy viuda.

“No sé qué hacer. Ya no sé qué decirles a mis niños. Mi hijo de nueve años se me descontrola. Se echa a la calle, corre y grita: ‘Yo me quiero perder como mi papá’”.

Lloré mucho por hijos ajenos, pero jamás me imaginé que iba a sufrir esto en carne propia. Sufrí por otros, ahora sufro por el mío. A cualquiera nos puede pasar. Mi hijo está clavado en el pensamiento. No tenemos paz.

http://www.jornada.unam.mx/2011/09/04/politica/008n1pol

No dejen de leer la columna de Jacobo Zabludovsky aparecida en El Universal, el lunes 29 de agosto titulada ¿Informe? ¡Disculpa!

http://www.eluniversal.com.mx/columnas/91382.html