Por: Ivonne Acuña Murillo
Por tradición se acostumbra pensar que sólo niñas y niños
escriben cartas a los Reyes Magos, con el fin de que, así como hicieron con el
Niño Jesús, les traigan regalos. Pero, no son las y los infantes los únicos que
requieren que estos milagrosos monarcas se acuerden de ellos una vez al año.
Las y los políticos también sueñan que los mágicos personajes les hagan uno que
otro milagro y solo basta un poco de imaginación para suponer lo que cada quién
les pediría, justo en año electoral.
Cada una de las cartas comenzaría con la frase “Queridos
Reyes Magos……..”
Es así como Andrés
Manuel López Obrador escribiría después de dicha frase:
Como ustedes saben, soy un convencido juarista por lo que no
considero que la monarquía sea la forma de gobierno que nuestro país requiere;
sin embargo, dado que estamos en año electoral me atrevo a pedirles algunos
regalos.
Primero, que se cumpla la máxima “sólo el pueblo unido puede
salvar al pueblo”, sobre todo ahora cuando justo lo que se vive en México es la
desunión, cuando muchos son los obstáculos que impiden la formación de un
frente común para sacar al país del pozo en que ha caído. En ese sentido, denme
su apoyo para que el voto en masa me lleve a la presidencia. Ciertamente, algo
he aprendido en las campañas pasadas pues en los últimos 5 años me he dedicado
a reunir fuerzas, incluso de sectores que me eran antagónicos, pero, aun así, un
poco de ayuda extra nunca está de más.
Segundo, que mis adversarios dejen de usar en mi contra todo
lo que digo, aunque claro, cómo no lo harían si lo que me hace un “peligro para
México”, no es lo que pueda hacerle al país sino a sus intereses, a sus
privilegios, a sus proyectos de nación caracterizados por su entreguismo, el
latrocinio, la corrupción y el despojo. Sabido es que además de juarista soy un
franco admirador del presidente Lázaro Cárdenas, quien supo llegar al poder de
manera discreta, sin decir lo que pensaba para luego llevar a cabo su proyecto
sin hacer caso de Plutarco Elías Calles (presidente con el que Luis Videgaray, secretario
de Relaciones Exteriores, comparó a José Antonio Meade cuando lo pre-destapó), hasta
entonces el poder detrás del trono. Sin embargo, estos son otros tiempos y yo
no pertenezco a la mafia del poder que hará llegar por todos los medios a su
candidato por lo que he tenido que decir abiertamente lo que pienso, así que, por
favor, hagan otro milagro para que no me hagan fraude nuevamente.
Tercero, que Meade no levante y que sea sustituido por
Aurelio Nuño Mayer, cuyo carisma también está en duda, aunque le guste “ler”, y
a pesar de que esa candidatura debió haber sido para Miguel Ángel Osorio Chong,
a quien ya se “cepillaron”. Por otra parte, que Ricardo Anaya Cortés, ese
“aprendiz de mafioso”, ya no se aviente palomazos con Juan Zepeda quien además
de haber distraído los votos de la izquierda en el Estado de México, canta feo,
no como mi esposa, Beatriz Gutiérrez Mueller, que si canta y si no me creen
busquen el video.
No me queda más que agradecer su monárquico apoyo, ahora que
de sumar se trata.
Por su parte, José
Antonio Meade Kuribreña redactaría:
Yo sé que están muy ocupados tratando de cumplir las peticiones de la
administración priista que vive su último año de gobierno; sin embargo, yo no pienso
pedir cosas que vayan muy lejos de lo ya solicitado.
Al igual que Enrique Peña Nieto quisiera me concedan la
gracia de hacer olvidar a la población votante los gasolinazos, esos que dicen
que yo “parí”; el alza en los precios de productos básicos como el gas, los
huevos, las tortillas y algunas verduras; que no tomen en cuenta el bajo crecimiento
de la economía y la enorme brecha que se ha abierto entre los cada vez más ricos
que son cada vez menos y los cada vez más pobres, que son la enorme mayoría; la
gran inseguridad que se vive en buena parte del territorio nacional y el hecho
de que 2017 haya sido el año más violento de que se tenga noticia desde que se
mide el número de muertos por hora; que no tengan en cuenta la corrupción y los
conflictos de interés relacionados con el mismo Peña y un buen número de ex
gobernadores priistas, ni la triangulación de fondos de la federación a los
estados y de ahí al PRI; que pasen por alto que algunas de las 11 reformas
estructurales, que yo defiendo, apoyen los intereses de ciertas élites
políticas y económicas y algunos otros etcéteras.
Ya entrados en gastos, pero sin abusar, quisiera pedirles
milagros para que mi pre-pre-precampaña pueda “despegar” o “arrancar” como se
dice en el argot político. Primero, me sería muy útil que me dotaran de
“carisma”, es decir, de la capacidad que tienen ciertas personas para atraer y
cautivar a los demás, pues por más que me esfuerzo “no me sale” y en
algunos programas de chacota política andan diciendo que tengo el mismo carisma
que una “banca en el parque” (para más datos en el programa radiofónico de El Weso, del día 5 de enero).
Segundo, que nadie comience a decir que yo también tengo a
mi “Juanita” (diminutivo del nombre de mi esposa “Juana”), en clara referencia
a las diputadas panistas que una vez ganada la curul se la cedieron a hombres
de su partido, el PAN. En realidad, mi “Juanita” no me va a sustituir en el
cargo si llego a ganar, solo me acompaña en los spots para dar la idea que soy
un hombre de familia y para “juntar” entre ambos el carisma que me falta.
Tercero, que a pesar de que soy el candidato del PRI y le he
pedido a los militantes de ese partido que “me hagan suyo”, nadie vaya a pensar
que en el fondo de mi corazoncito soy un “priista de clóset”.
Gracias por todo, su amigo Meade, si Meade, no “Mide”, no
Miade”, no Miado”, ni nada semejante, me despido de ustedes hasta el próximo
spot de pre-pre-precampaña.
No podía faltar la carta de Ricardo Anaya Cortés, quien pediría: primero, necesito un gran
milagro, que logre llenar mis mítines como hacen Obrador y Meade, pues ya estoy
cansado de andar acarreando a las mismas 30 personas de mitin en mitin y de tener
reuniones privadas y conformarme con promocionar mi imagen vía spots.
Segundo, que Margarita Zavala no junte las firmas que le
faltan para registrarse como candidata independiente y me robe los votos del
PAN y que Meade tampoco lo haga. Y de paso, que los calderonistas, conocidos
como “los panistas rebeldes”, que se quedaron en el PAN dejen de hacerme la
vida difícil, aunque siendo honestos “me vale”.
Tercero, que, por favor, por favor, por favor nadie se dé
cuenta que en el palomazo con Juan Zepeda simulo cantar, pero no canto nada,
más aún, que no noten que Juan tampoco canta. Pero más importante que las y los
votantes no se fijen que en materia económica sólo he propuesto el “ingreso básico
universal” y no un plan económico integral. Y finalmente, les ruego muy
encarecidamente que mis adversarios dejen de llamarme “el cerillo” y “chicken little”, no se vale, me gusta
más eso de “aprendiz de Obrador”, aunque al final me digan que soy lo mismo,
pero “más barato”.
Les agradezco mucho y no olviden invitarme si se avientan un
palomazo en la Alameda este 6 de enero (lo cual por supuesto no ocurrió pues ya
nos hubiéramos enterado).
Es así como estos tres candidatos escribirían a los Reyes
Magos, que en muchas casas tampoco llegaron dado el encarecimiento de los
precios y la pérdida de poder adquisitivo del salario, de lo contrario, también
nos hubiéramos enterado.